Sin
embargo, existen actividades humanas que pueden repercutir
negativamente sobre las características ecológicas de los ríos y su
entorno, como son: aprovechamientos ganaderos, tala de sotos
fluviales, vertidos incontrolados, canalizaciones y encauzamientos,
dragado de los cauces, modificación de los cursos fluviales, presas y
azudes, refrigeración de centrales térmicas, piscifactorías,
extracción de áridos,...
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