Situación de los bosques
del mundo
1997 |
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Resumen Ejecutivo
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En la Situación de los bosques del mundo 1997 (SOFO 1997)
se
informa sobre el estado actual de los bosques mundiales, los principales
acontecimientos del período de referencia (1995&endash;97),
las tendencias recientes y orientaciones futuras del sector forestal. Las
exigencias hacia este sector son hoy en día complejas y desafiantes,
y es más vivo que nunca el debate sobre el cometido de los bosques
en la sociedad: su objetivo, sus prestaciones y sus beneficiarios.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
(CNUMAD), que se celebró en Rio de Janeiro en junio de 1992, impulsó
y promovió la adopción de actividades internacionales en
los bosques mundiales, lo que dio lugar a la creación, en abril
de 1995, del Grupo Intergubernamental sobre los Bosques (GIB) por la Comisión
de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible. El cometido del
GIB es seguir de cerca las recomendaciones de la CNUMAD sobre una ordenación
forestal sostenible y fomentar un consenso internacional sobre cuestiones
clave referentes a los bosques. La labor del GIB, junto con la que desarrollan
las organizaciones internacionales, los gobiernos nacionales, las organizaciones
no gubernamentales y el sector privado, constituye una actividad forestal
internacional que no tiene precedentes.
Las tendencias de orden económico, político,
demográfico y social determinan la ordenación de los bosques
e influyen en la formulación de políticas forestales nacionales
y en los arreglos institucionales. Los cambios demográficos, tanto
el tamaño cada vez mayor de la población del mundo como su
creciente urbanización, han tenido, y seguirán teniendo,
grandes repercusiones en la cubierta forestal y en la situación
de los bosques, en la demanda de productos forestales, madereros y no madereros,
y en la capacidad de los bosques de cumplir sus funciones ecológicas
esenciales. Entre las tendencias políticas y económicas que
afectan al sector forestal están: la descentralización, la
privatización, la liberalización del comercio y la globalización
de la economía mundial; así como un crecimiento económico,
empañado por un desnivel cada vez más pronunciado entre la
población rica y pobre de muchos países.
En el SOFO 1997 se presenta nueva información
sobre la cubierta forestal mundial, y concretamente sobre la superficie
de los bosques en 1995; los cambios habidos desde 1990, y las estimaciones
revisadas de la variación de la cubierta forestal entre 1980 y 1990,
datos todos ellos procedentes del programa de la Evaluación de los
recursos forestales (ERF) de la FAO. Se estima que la superficie mundial
de bosques, naturales y plantados, ha alcanzado en 1995 los 3 454 millones
de hectáreas, de las cuales algo más de la mitad corresponde
a países en desarrollo.
Entre 1990 y 1995, se registró una pérdida
neta estimada en 56,3 millones de hectáreas de bosques en todo el
mundo, lo que entraña una reducción de 65,1 millones de hectáreas
en los países en desarrollo, compensada en parte por un aumento
de 8,8 millones de hectáreas en los países desarrollados.Teniendo
en cuenta sólo los bosques naturales de los países en desarrollo,
que es donde más deforestación se está produciendo,
las nuevas estimaciones indican que:
-
la pérdida anual de bosques naturales entre 1980&endash;90 fue
inferior a la estimación hecha anteriormente en la ERF 1990 (15,5
millones ha frente a 16,3 millones ha); y
-
la pérdida anual de bosques naturales durante el período
de 1990&endash;95 fue inferior a la del período de 1980&endash;90
(13,7 millones ha en comparación con 15,5 millones ha).
Dicho brevemente, aunque la deforestación sigue
siendo notable en los países en desarrollo, la tasas de pérdidas
entre 1980 y 1990 parecen haber sido inferiores a las estimadas anteriormente,
y se han reducido desde entonces.
Está habiendo deforestación y degradación
en zonas áridas y de montaña que poseen ya una cubierta forestal
limitada y son entornos frágiles expuestos a la erosión de
los suelos y otras formas de degradación, y donde las comunidades
pobres dependen mucho de los bosques para su alimentación, sus combustibles
y sus ingresos. Los bosques higrofíticos tropicales y los bosques
tropicales húmedos, que tienen importancia económica y social
local y significación mundial para la conservación de la
diversidad biológica y la regularización del clima, están
también experimentando un cambio rápido.
De la información reciente disponible sobre
la naturaleza y las causas de las variaciones de la cubierta forestal en
las zonas tropicales se desprende que la expansión de la agricultura
de subsistencia en África y Asia y los grandes programas de desarrollo
económico, en especial, los de reasentamiento, agricultura e infraestructura,
son factores clave que contribuyen considerablemente a la modificación
de la cubierta forestal. Aunque las operaciones de aprovechamiento maderero
no son por lo general causa directa de deforestación, en algunas
zonas pueden ser un factor que la favorezca por la construcción
de carreteras que hacen accesibles a los colonizadores agrícolas
zonas antes remotas. Entre las causas de degradación forestal están
la excesiva recolección de leña, el sobre pastoreo, los incendios
y el sobreaprovechamiento y las malas prácticas de aprovechamiento
de madera.
Se prevé que en las décadas venideras
las presiones para aumentar la producción de alimentos llevarán
a una transformación constante de tierras forestales para destinarlas
a la agricultura en muchos países en desarrollo, especialmente en
el África al sur del Sahara y en América Latina, donde otras
opciones para subvenir a las necesidades alimentarias son limitadas.
Mientras ha venido reduciéndose constantemente
la superficie forestal mundial, ha habido un aumento continuo en la demanda
de productos forestales. Las estadísticas más recientes de
la FAO sobre productos forestales, que dan cifras hasta 1994 inclusive,
indican que el consumo mundial de madera aumentó un 36 por ciento
entre 1970 y 1994.
La demanda de leña, que es la fuente principal
o única de energía doméstica para dos quintas partes
de la población mundial, sigue aumentando un 1,2 por ciento anual.
Un 90 por ciento aproximadamente de la leña mundial se produce y
utiliza en los países en desarrollo. En cambio, los países
desarrollados contribuyen con más del 70 por ciento de la producción
y el consumo total mundial de productos madereros industriales. Mientras
la tasa de consumo en los países desarrollados se ha estabilizado,
sigue, sin embargo, aumentando en los países en desarrollo.
Para proveer a sus necesidades de madera, son muchos
los países que tienen una mayor dependencia de las plantaciones
y en algunos lugares de la silvicultura en explotaciones agrícolas
y de los sistemas agroforestales. En Asia, Oceanía y América
del Sur está aumentando rápidamente la disponibilidad de
madera procedente de plantaciones. La superficie de las plantaciones en
los países en desarrollo, por no hablar de otros, se ha duplicado,
pasando de 40 millones de ha en 1980 a más de 80 millones de ha
en 1995.
Un procesamiento más eficaz, un incremento
del reciclaje y un mayor empleo de residuos han permitido a las industrias
forestales aumentar considerablemente la fabricación de productos
con un aumento proporcionalmente menor de materia prima. Entre otras importantes
tendencias recientes están las siguientes: diversificación
de los insumos de materia prima, expansión de las líneas
de productos, y desarrollo de unas tecnologías industriales más
favorables al medio ambiente.
El comercio internacional de productos forestales,
que actualmente responde por el 6 a un 8 por ciento de la producción
mundial de madera rolliza, con un valor estimado de 114 000 millones dólares
EE.UU., sigue creciendo en importancia económica. Los países
desarrollados dominan el comercio mundial de productos forestales, pues
les corresponde un 80 por ciento del valor tanto de las exportaciones como
de las importaciones, pero hay regiones de los países en desarrollo,
especialmente Asia y América Latina, que se están volviendo
cada vez más importantes. Los recientes acuerdos regionales de comercio
han contribuido a diversificar el intercambio y a aumentar el comercio
intrarregional.
Han surgido preocupaciones sobre si la demanda futura
de productos forestales podría cubrirse de forma sostenible, ante
el aumento de la demanda a nivel mundial y la reducción de la superficie
forestal. De los resultados provisionales de un estudio prospectivo mundial
de la FAO sobre tendencias para el año 2010 se desprende que debería
haber suficiente madera para satisfacer la demanda mundial hasta esas fechas.
La suficiencia a largo plazo de la oferta dependerá de una ordenación
sostenible de los recursos forestales. Se prevé que el comercio
de productos forestales aumente, y habrá que compensar los grandes
déficit madereros proyectados para Asia y aliviar la rígida
oferta de maderas blandas prevista en los Estados Unidos. Algunos países
en desarrollo tropezarán, no obstante, con dificultades a la hora
de cubrir sus necesidades de productos de madera industrial por su falta
de capacidad de importación, y tendrán déficit de
productos no comercializables, como la leña. Según las proyecciones
mundiales se presuponen una recuperación y un reciclaje crecientes
de papel y cartón y una dependencia mayor de las plantaciones por
lo que se refiere a la producción de madera. Estudios de la FAO
que están en marcha sobre proyecciones de la oferta de fibras complementan
el citado estudio prospectivo y, conjuntamente, proporcionarán un
cuadro más nítido de la situación de la demanda/oferta
de madera en el futuro.
Aunque la madera es el producto comercial más
importante que se obtiene de los bosques, últimamente se ha prestado
una mayor atención a la importancia económica real y potencial
de los productos forestales no madereros (PFNM). Aunque hay deficiencias
en la cuantificación de su producción, en las cuentas nacionales
se subestima por lo general su valor. La importancia de los PFNM para las
economías familiares y locales, especialmente entre los pobres de
los países en desarrollo, se reconoce cada vez más, lo mismo
que su potencial para el comercio internacional. Actualmente, al menos
150 de estos productos tienen importancia para el comercio internacional,
por un valor total estimado en 11 100 millones de dólares EE.UU.
La expansión del comercio de los PFNM favorecería a los países
en desarrollo, que son los principales proveedores de los mercados internacionales.
Sin embargo, en la mayoría de los países faltan todavía
políticas coherentes y apoyo oficial para un desarrollo comercial
sostenible de dichos productos.
En el Capítulo 11 del Programa 21 ("Lucha
contra la deforestación") y en los "Principios Forestales", aprobados
en la CNUMAD, se destacó la mayor importancia que se asigna a las
funciones ecológicas de los bosques y a su cometido integral dentro
de una ordenación forestal sostenible. Esa misma importancia también
se recoge en las convenciones internacionales promulgadas últimamente,
entre ellas: la Convención internacional de lucha contra la desertificación,
la Convención sobre la diversidad biológica, y la Convención
Marco sobre los cambios climáticos del mundo. Se espera que estas
convenciones refuercen las actividades nacionales, regionales e internacionales
que están en marcha en estas áreas. Es probable que las medidas
complementarias de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre asentamientos
humanos (Estambul, 1996) y demás esfuerzos encaminados a mejorar
el entorno urbano acrecienten la prioridad que se da a la silvicultura
urbana y periurbana. En tiempos más recientes, la Cumbre Mundial
de la Alimentación (FAO, Roma, 1996) señaló a la atención
internacional la función que ejercen los bosques y los árboles
en la seguridad alimentaria, sobre todo en apoyar sistemas de producción
agrícola, pero también en complementar los suministros alimentarios
y proporcionar combustible para cocinar y para generar ingresos.
Los avances recientes en materia de ordenación
forestal, que reflejan el mayor hincapié que se está haciendo
en los servicios ecológicos de los bosques comprenden: los esfuerzos
para ordenar los bosques como sistemas ecológicos (teniendo en cuenta
las funciones protectivas de los bosques y su importancia para la conservación
de la diversidad biológica), la adopción de sistemas de tala
de impacto reducido y la elaboración de códigos sobre prácticas
de aprovechamiento, así como las restricciones impuestas al aprovechamiento
de la madera en bosques de América del Norte y algunos países
tropicales de Asia y el Pacífico. Las inquietudes ecológicas
han llevado también a esquemas de certificación y a controles
de exportación de los productos forestales. La tendencia a una mayor
participación de las comunidades vecinas a los bosques en la ordenación
forestal, especialmente en los países en desarrollo, permite prestar
mayor consideración a las inquietudes medio ambientales locales
y a los beneficios sociales que a nivel local se derivan de los bosques.
La rápida evolución de los arreglos
institucionales para la planificación y ordenación de los
bosques responde a los cambios de prioridades y criterios dentro del sector
y a las tendencias económicas y políticas externas. En muchos
países en desarrollo, entre las áreas a las que se da actualmente
prioridad están las siguientes: desarrollo e institucionalización
de sistemas de ordenación forestal en régimen participativo;
el reconocimiento de los derechos de acceso que tienen las comunidades
locales a los recursos forestales y cuestiones relacionadas con las poblaciones
indígenas que dependen de los bosques. El mayor énfasis que
se está poniendo en las funciones medio ambientales de los bosques
ha inducido a varios países en desarrollo a traspasar algunas de
las competencias de los departamentos forestales a departamentos de reciente
creación que se ocupan del medio ambiente o de los recursos naturales.
En los países en transición, las modificaciones habidas en
la propiedad de las tierras y empresas forestales ha ejercido un fuerte
impacto sobre la ordenación forestal. En muchos países existe
una tendencia general a la privatización de las empresas forestales
públicas y de las funciones de investigación y extensión.
Entre los fenómenos que a nivel mundial están influyendo
en las instituciones forestales cabe enumerar: las reducción de
presupuestos y de personal de las administraciones forestales nacionales;
la descentralización de las administraciones forestales y los esfuerzos
constantes por crear mecanismos que involucren a una amplia serie de grupos
interesados en la planificación y formulación de políticas
forestales.
Se han desplegado muchos esfuerzos, gubernamentales
y no gubernamentales, tanto a nivel nacional como internacional, para promover
la ordenación forestal sostenible. Entre las principales iniciativas
internacionales está el "Objetivo año 2000" de la Organización
Internacional de las Maderas Tropicales, con el que los países miembros
productores se han comprometido a que todas sus maderas tropicales comercializadas
internacionalmente procedan para el año 2000 de bosques de ordenación
sostenible; así como esfuerzos nacionales y regionales para definir
criterios e indicadores para una ordenación forestal sostenible,
y establecer los medios para evaluar los avances que se hagan para conseguirla.
Éstos comprenden varias iniciativas regionales, la mayor parte de
las cuales se han acometido a partir de 1995 y se han centrado en: los
bosques tropicales húmedos en los países productores de la
OIMT; los bosques boreales, templados y mediterráneos en Europa
(el "Proceso de Helsinki"); los bosques templados y boreales fuera de Europa
(el "Proceso de Montreal"); los bosques de la cuenca del Amazonas ("Propuesta
de Tarapoto"); y los bosques en el África subsahariana de las zonas
secas (Iniciativa PNUMA/FAO de la zona seca del África), en la región
del Cercano Oriente (Reunión de expertos FAO/CNUMAD para el Cercano
Oriente), y en América Central (Reunión de expertos FAO/CCAD
sobre criterios e indicadores para una ordenación forestal sostenible
en América Central).
El poder seguir avanzando hacia una ordenación
forestal sostenible más generalizada dependerá del mejoramiento
de la información sobre los recursos forestales mundiales, del potenciamiento
de la planificación sectorial sobre la base de métodos perfeccionados
de evaluación de bosques, de mejores conexiones intersectoriales
y de un constante diálogo constructivo entre varios grupos de intereses,
así como del fortalecimiento de las instituciones forestales y de
una mejor coordinación entre las diversas entidades involucradas
en la ordenación forestal y la utilización de los recursos.
Lo más importante es que la ejecución de una ordenación
forestal sostenible dependerá de un compromiso a nivel local, nacional
e internacional para conseguirlo.
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